jueves, 25 de agosto de 2011

Crónica Wacken Open Air 2011: Viaje de ida

La última semana de espera se hizo insufrible, cada día que pasaba parecía toda una semana entera y cuanto más cerca teníamos el día 31 más afloraban los nervios. Pero todo llega y por fin el día 31 de Julio empezó nuestro viaje de ensueño, nuestro viaja hacia el Wacken Open Air.


Antes de las 10 de la noche Cris y yo nos dirigimos en metro hacia la parada de Turia. Demasiado pronto porque hasta las 3:30 de la mañana no llegaba el bus pero es lo que tienen los horarios del metro de Valencia justo pillamos el penúltimo metro hacia esa dirección. Poco rato estuvimos solos esperando en la plaza del nuevo centro ya que a la media hora llegó Paula con todo nuestro equipaje y montamos nuestro campamento base. Más tarde se uniría Rafa y Fore que acababa de salir de trabajar y como bien pudimos pasamos el rato hablando y jugando al parchís. 

Y con media hora de adelanto a las 3 de la madrugada por fin aparecieron los buses de Valkyrie Tour. Acudimos como unos desesperados a por nuestra entrada, dejamos todos nuestros tratos y nos subimos al bus sabiendo que por fin el viaje había comenzado.


Esa noche no pudimos dormir nada entre las pelis que ponían, las paradas de rigor y los malditos nervios no pegamos ojo. Ya de buena mañana paramos a desayunar y llegamos a Barcelona donde nos esperaba el bus 3 con toda la gente que subía allí. 


Horas más tarde hicimos otra parada más, esta vez en Girona. Casi todos se fueron a tomarse unas birras al pub Maiden’s pero nosotros que somos más listos que nadie almorzamos en una tasca que había por allí. Unas buenas patatas bravas y unos buenos bocatas con su pa amb tomaca entran mejor que toda la cerveza del mundo.


Reanudamos el viaje y ya nuestra última parada en España fue en La Jonquera, donde nos encontramos a una francesa bastante gilipollas en la gasolinera que no nos dejaba mear sino repostábamos combustible o compráramos algo. Pero nosotros “semos Españoles” y queremos todo free así que nos fuimos a mear a los baños del almacén de un supermercado, si habéis leído bien, rarísimo de cojones pero así fue.


Anécdota: Una de las putas de La Jonquera nos enseñó todo el felpudo, quizás sería porque estaba todo el bus gritándole bukkake. 

Ya sobre las 3 de la tarde por primera vez en mi vida salí de España y nos adentramos en la extensa (y vaya que si es extensa) Francia. Aguanté como pude hasta que por fin dormí un buen rato pero al despertarme era un matojo de nervios, no sé si era la desesperación de estar viendo la típica carretera recta e interminable con un paisaje desolador a ambos lados o simplemente que estaba gilipollas (seguro que elegís esto último).

Menos mal que luego pusieron unas cuantas pelis de coña para pasar el rato y nos pusimos Fore, Rafa y yo a hacer crucigramas que si no me ingresan en un psiquiátrico. La única putada de verdadera importancia de aquel día fue el pasar por Lyon y no parar, si ya parece hermosa verla desde el bus ni me imagino cómo será cuando la visitas.


Anécdota: Se nos estampó una paloma gigante contra todo el cristal frontal del bus después de pasar Lyon.

Ya por la noche cenamos en una estación de servicio de Francia y dormimos como pudimos casi toda la noche. Por lo que me dijo Fore al final pasamos cerca de París, y sobre las 4 de la mañana bajamos un rato en Luxemburgo (menudo frío hacía por cierto) a mear y vuelta al bus a dormir, sabiendo que en pocas horas llegaríamos a… Ámsterdam.

sábado, 20 de agosto de 2011

El hombre de la mirada triste

La lluvia arreciaba y golpeaba incesantemente contra el cristal de la ventana, y sentado en un sillón había un hombre observando con la mirada perdida la tormenta de verano.

- ¿Qué te preocupa? Le preguntó su mujer.

El hombre siguió inmóvil, parecía que su tediosa tarea lo estuviera hipnotizando hasta que por fin rompió ese incómodo silencio.

- Querrás decir qué es lo que no me preocupa amor, han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que aún sigo aquí, intentando asimilarlas. Todo parece una maldita pesadilla, una pesadilla que parece que nunca va a tener fin.

Y no le faltaba razón al inquietante hombre, hacía mas de un año que no lograba apenas sonreir, se le notaba herido y degastado como si los problemas fueran el pan suyo de cada día. Y por desgracia, asi era.

- Me encantaría desaparecer, irme lejos y que mi único problema fuera pensar que tengo que cocinar hoy. También desearía ver a esa persona que no tengo a mi lado y que sólo en sueños pueda sentirla de cerca una vez más, desearía volver hacia atrás.

La mujer se acercó lentamente hacia él y le tendió su mano en el hombro para que se sintiera mejor.

- Pero cariño, siempre tendrás a esa persona cerca de tí, cada vez que la recuerdes vivirá y estará al lado de tu corazón.

- Lo sé amor, dijo él. Pero ni te imaginas lo duro que es levantarte cada día y sentirte solo entre estas cuatro paredes, necesito hablar con alguien en esta casa y nunca consigo algo. Necesito socializarme y cuando tengo la ocasión no me nace, me estoy convirtiendo en un ser triste que necesita apoyo constante y no quiero seguir así. Hasta que no consiga salir de esta prisión nunca podré ser feliz.

- Ya queda menos Juanma, le susurró con su dulce voz.


"No hay ni un sólo día que no me acuerde de tí, ha pasado todo tan rápido que no soy consciente que ya hace un año que no te puedo mirar a los ojos y sonreirte.  Te echo de menos papá".